Damos un salto en el tiempo y, como quien no quiere la cosa, nos situamos en la cuna misma de nuestra civilización: la Grecia antigua. Buscando entre los anaqueles de su caótica biblioteca, este criticón rescató un opúsculo delicioso que aborda el asunto. Un viaje a nuestro pasado, reza el subtítulo. Y así es. Y hacia allí vamos.

asivivieronlibroSu autora es Ráquel López Melero quien goza de un dilatado curriculum profesional en el ámbito académico de la Historia Antigua, consecuencia de una sólida formación en la misma: ha sido Catedrática de Griego de Enseñanza Media, responsable de Formación del Profesorado en el ICE de la Universidad de Extremadura y profesora titular de Historia Antigua en las Universidades Autónomas y UNED, donde actualmente imparte tal materia.

El libro del que vamos a ocuparnos -Así vivieron en la antigua Grecia– forma parte de la veterana colección editada por Anaya bajo el título “Biblioteca Básica de la Historia”, cuyo objetivo es acercar la Historia al público en general. Esta obra no sólo cumple tal intención sino que, además, supone una utilísima herramienta de  consulta para los estudiantes de Historia, tanto de Bachillerato como universitarios.

Con un estilo directo, concreto y exento de florituras que puedan desviar la atención del lector, la autora nos traslada a la Antigua Grecia, presentándonos todos los aspectos de aquella civilización, tanto de la vida pública como privada de sus ciudadanos. Aunque éste va ya por su tercera edición, presenta algunas novedades en aras, sobre todo, de la didáctica: glosario, mapas de apoyo, tabla cronologógica… La  edición se presenta también con nuevos contenidos, consecuencia de las últimas investigaciones, entre las que destacan aquellas que giran en torno al papel que jugaron las mujeres en la antigua Grecia. Si a ello sumamos la profusión de imágenes acompañadas de comentarios específicos, tenemos como resultado una completísima guía que nos conducirá a través de una sociedad del pasado, tan compleja y avanzada como lo fue la Grecia antigua, una civilización que sentará las bases de la cultura occidental.

Tras una breve introducción histórica, se da paso al contenido principal del libro, estructurado en seis grandes capítulos cuyos epígrafes van dando cuenta del modo de vida de aquella civilización. El primero aborda el medio en que vivían los antiguos griegos: su relación con el mar, el medio urbano y el medio rural, los caminos y sus dificultades. El siguiente apartado versa sobre el cuidado del cuerpo, adentrándose en aspectos como la higiene, el arreglo personal o las comidas. De todos es sabida la importancia que el cuerpo tenía para los griegos. Un culto al cuerpo que se ejemplifica magníficamente en la escultura. Como nos indica la profesora: <<Los griegos apreciaban un cuerpo en buena forma física y una mente capaz de controlarlo>>.

Los capítulos tercero y cuarto, están dedicados al rol que el hombre y la mujer (respectivamente) jugaban en aquel victoria-samotraciaentorno. La profesora no deja nada al azar, dándonos una visión completísima de las diferencias entre uno y otro sexo. En el epígrafe titulado El debate de los filósofos partiendo de la igualdad de oportunidades entre los dos sexos descrita en La República de Platón, se aborda cómo en los círculos intelectuales de la sociedad del siglo IV, se producía el debate sobre el papel que la ciudadana debía tener en la misma. En el mismo capítulo dedicado al rol femenino, se nos introduce en otro apartado no menos interesante, el relevante papel del erotismo y la sexualidad en aquel mundo.

La infancia y la adolescencia ocupan protagonismo en el índice. En concreto, llamamos la atención sobre uno de los epígrafes, el dedicado a la peredastia griega. Tal título nos induce a leerlo rápidamente, quizás debido a la alarma social que en la actualidad el asunto genera. Pero como advierte la autora enseguida, la pederastia griega <<nada tiene que ver con la conducta delictiva conocida hoy día con ese nombre>>. Así, descubrimos que se trataba de una relación consentida por ambas partes: un adulto y un adolescente. Y aún más: la familia del adolescente había de dar su aprobación para que la relación pudiera llevarse a cabo. Se trataba, pues, de una actividad perfectamente legal que, además, cumplía un importante papel en la formación de los futuros ciudadanos.

El último capítulo expone el modo en que los griegos antiguos ocupaban el tiempo. Se repasan diferentes actividades: económicas, culturales, profesionales, sociales… Así, el lector puede suponer cuáles eran los quehaceres cotidianos, cómo se distribuía el trabajo, en qué se empleaba el tiempo para los descansos laborales, la importancia que se daba a los actos piadosos y cómo se utilizaba el tiempo libre, o a qué se dedicaba el ocio.copa-arcelisao

A juicio de quien les está relatando, el principal valor de este trabajo está en la adaptación del conocimiento científico sobre el mundo griego, a un lenguaje sencillo apto para el público en general. No nos cansaremos de repetirlo: la tarea de divulgación de la obra histórica es harto complicada pues obliga al historiador a realizar un concienzudo trabajo. No sólo debe ser capaz de estructurar y resumir sus conocimientos, sino también ha de saber plasmarlos de una manera ordenada que tenga apariencia de sencillez, pero que aporte los hitos más importantes de lo que se quiera relatar. Una labor de concreción y síntesis que, en ocasiones, no es capaz de llegar al público no especializado. No es éste el caso. Cualquier persona interesada en el asunto que se acerque a este opúsculo, podrá hacerse una idea bastante completa acerca de cómo vivían aquellas gentes que forjaron nuestra civilización, lo que hoy somos.

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